¿La alimentación vegetariana cubre las necesidades nutricionales?

¿La alimentación vegetariana cubre las necesidades nutricionales?

En la actualidad cada vez más personas buscan un cambio alimenticio y eligen la opción del vegetarianismo y sus distintas variantes. Los pro y los contra son importantes a la hora de tomar una decisión.

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(Buenos Aires, sick agosto de 2015). Diversas asociaciones de la salud, entre las que se destacan la Asociación Americana de Dietistas, la Asociación de Dietistas de Canadá y la de España, aseguran que los planes de alimentación vegetarianos programados adecuadamente son saludables y nutricionalmente correctos.

Las asociaciones concuerdan con que estos planes proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de enfermedades, sobre todo las metabólicas como la obesidad, la diabetes, la insulinoresistencia, la hipertensión, y todos los factores de riesgo asociados a ellas.

Pero cuando se habla de vegetarianos hay que tener en cuenta las distintas clasificaciones. Los veganos son aquellas personas que solo consumen productos de origen vegetal (hortalizas, frutos, semillas, cereales y aceites vegetales). Los ovovegetarianos consumen lo enumerado anteriormente y huevos. Los ovolactovegetarianos agregan lácteos y derivados. Los frutívoros solo toman frutos de las plantas y semillas. Los crudívoros solo consumen productos crudos de origen vegetal.

Hoy en día, hay mayor cantidad de personas ovolactovegetarianas y veganas, así como flexivegetarianas, que de vez en cuando suelen consumir pescado o una porción de carne blanca o roja.

A la hora de evaluar si este tipo de alimentación cubre las necesidades nutricionales, debemos destacar que los nutrientes más críticos son el hierro y la vitamina B12.

“El vegetariano solo tiene aporte de hierro a partir de lácteos, huevos y algunos vegetales, pero éste es de absorción muy baja mientras que el hierro disponible en alimentos de origen animal es de alta absorción. La vitamina B12 (necesaria para la síntesis de ADN y regulación de glóbulos rojos) es exclusiva del reino animal y los vegetales no la proveen”, aclara Sandra Villarreal, nutricionista en la Posada del Qenti.

Hay otras vitaminas y nutrientes a los cuales prestar atención en estos tipos de alimentación:

  • El calcio es un mineral muy disponible en las dietas vegetarianas, aunque su absorción se ve disminuida por algunas sustancias muy comunes en sus dietas. Por eso hay que hacer un balance adecuado.
  • El zinc se ve limitado por altas cantidades de fibras presentes en estas dietas, en cambio la proteína animal favorece la absorción del mismo.
  • La vitamina D es un nutriente característico del reino animal, pero también se incorpora a través de la exposición a la luz solar.
  • La vitamina A se encuentra presente partir de la gran ingesta de frutas y verduras, cubriendo las necesidades y compensando la falta de retinol o vitamina A animal.
  • Las proteínas se pueden suplementar fácilmente a partir de las legumbres (soja y sus derivados, lentejas y arvejas), los huevos y los lácteos.

Entre los mayores beneficios, los niños y adolescentes vegetarianos tienen baja ingesta de colesterol, grasas saturadas y totales por su alto consumo de frutas, verduras y fibras. La leche materna de madres vegetarianas es nutricionalmente adecuada y similar a la de madres no vegetarianas. Además, los niños ovolactovegetarianos muestran un crecimiento similar a sus pares no vegetarianos.

“Según estos criterios, no desestimamos a quienes deciden cambiar su alimentación hacia el vegetarianismo, siempre y cuando se realice un plan adecuado a cada persona y guiado por profesionales de la salud”, concluye Villarreal.

Diez estrategias exitosas para bajar de peso

Diez estrategias exitosas para bajar de peso

Tips que destierran por completo la idea de las promesas mágicas para adelgazar y que promueven hábitos saludables.

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Para bajar de peso y mantenerlo, seguir una dieta restrictiva no suele ser lo más efectivos. En cambio incorporando una mejor calidad de vida, hábitos saludables, y, sobre todo, desterrando falsas creencias será más fácil liberarse de los kilos de más (y no recuperarlos). Te mostramos acá un decálogo de opciones, para poner de a poco en práctica.

1. Abandoná las dietas

El dietante crónico fracasa con el tiempo ya que, al pasar por estados constantes de hambre, el cuerpo activa un mecanismo de ahorro, manifestándose el fenotipo de la obesidad. Esto puede llevar a un cambio el en metabolismo y a hacer más difícil el descenso.
La principal recomendación es reemplazar de a poco la comida chatarra, con calorías vacías y excesos de azúcares, sodio, grasas saturadas y aditivos (que solo aumentan el apetito y la sed) por alimentos saludables y nutritivos. Otras medidas efectivas: disminuir de a poco las porciones y “el picoteo”, ajustando así la capacidad de nuestro estómago. Siempre, con un permitido semanal.

2. Cuidá tu digestión

Con el solo hecho de saborear, oler, visualizar los alimentos en el plato, masticándolos bien disgregándolos con nuestra saliva, el primer paso de la digestión estaría cumplido, llenando de alguna manera, lo que llamaríamos hambre cerebral. Entonces, el estómago y los intestinos recibirían el contenido listo para absorber y distribuir los nutrientes. También es importante conservar los horarios de las cuatro comidas básica.

3. Bajá las revoluciones 

El cortisol es una hormona relacionada con el estrés y también con el aumento de peso. Por eso, debe ser controlada. Para ello, es fundamental realizar actividad física, que además ayuda a elevar el nivel sanguíneo de endorfinas (una hormona relacionada con el placer), disminuyendo el tejido graso. Esto nos haría sentir con buen humor y enfermarnos menos.
4.  Elegí conscientemente tus alimentos

Un buen camino para cambiar los hábitos es comenzar a elegir los alimentos a por gusto y no por obligación. Sin prohibirse, sino cambiando, para lograr saciarse sin comer de más. Por ejemplo, 75 gramos de papas fritas (un cono pequeño) tienen 200 calorías vacías y equivalen a 600 grs. de brócoli, que producen mayor saciedad y aportan nutrientes importantes.

5. Tratá de identificar qué te llevó a engordar

El aumento de peso puede estar relacionado con episodios de estrés o cuadros de depresión. Una buena estrategia es visualizar lo que provocó el cambio en nuestro metabolismo, para poder mediar de ser necesario sobre los neurotransmisores como la serotonina y noradrenalina, que se elevan y generan un círculo vicioso en el organismo.
6. Hidratate

El tejido graso retiene líquido y toxinas. Entonces, el consumir abundante agua, frutas, verduras ayuda a eliminar los desechos corporales.

7. Movete chiquita movete

Aunque sea probable que nuestro cerebro y nuestras articulaciones “no quieran”, hacé todo lo posible por vencer esta barrera. La falta de deseo de hacer actividad suele ser una negación “lógica”. Por eso, es importante buscar alguna actividad que nos agrade y nos de placer. Luego de unas semanas, cuando nuestro cerebro comience a liberar Endorfinas, busquemos algo un poco más apropiado para quemar grasas y endurecer la masa muscular, sin provocar daño a las articulaciones.

8. No le robés horas al descanso y el relax

Un sueño reparador hace que nuestro cuerpo consuma las calorías necesarias. Además, al descansar nuestras funciones cerebrales, nuestro cuerpo amanecerá renovado y listo para la actividad diaria.
9.  Pensá a largo plazo

Hay una recomendación fundamental: los cambios logrados, lentos pero seguros, van encaminándonos a estar más saludables y estabilidad. Cambiar de hábitos, además, disminuye la posibilidad de rebotes de peso, uno de los problemas típicos de las dietas demasiado restrictivas.

10. Contá con ayuda profesional

El apoyo de un equipo interdisciplinario permitirá potenciar tus objetivos y servirá de sostén en los momentos de debilidad.

Por la doctora Gabriela Tortolo,

médica clínica y especialista en obesidad y síndrome metabólico,

del staff de La Posada del Qenti

Fuentes: Clarin.com

Recomendaciones al realizar actividad física con clima cálido

Recomendaciones al realizar actividad física con clima cálido

La actividad física, sea o no estructurada, se ha convertido en un aspecto muy importante de la vida. Millones de personas alrededor del mundo se ejercitan con regularidad para mejorar su salud y millones más participan en deportes organizados, pero el clima caluroso y húmedo, representa un reto para la capacidad del cuerpo de realizar actividades físicas.

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Durante la actividad física, los músculos generan gran cantidad de calor que debe disiparse hacia el ambiente. De lo contrario, ocurrirá un aumento en la temperatura central del cuerpo.

La sudoración es una respuesta fisiológica que intenta limitar el aumento en la temperatura central, colocando agua en la piel para su evaporación. Sin embargo, si esta pérdida de líquido no se compensa con ingesta de fluido, habrá un deterioro en la regulación de la temperatura, el rendimiento y posiblemente la salud. El desafío, por lo tanto, es doble: disipar el exceso de calor hacia el ambiente de manera efectiva y evitar llegar a un estado de hipo hidratación.

Consejos útiles para entrenar ante temperaturas elevadas:

Hidratación: No confíe en la SED

Uno de los principales errores que tenemos al hidratarnos durante el ejercicio, es que nos basamos en la sensación de sed. La sed es un estímulo que se presenta en forma tardía, ya que cuando sentimos sed, ¡ya estamos deshidratados! Así, es importante que empecemos a hidratarnos desde que iniciemos el ejercicio aunque no sintamos sed, ya que de lo contrario, empezaremos a consumir líquido cuando ya tengamos un gran déficit y será muy difícil recuperarlo.

Por otra parte, la sed se puede apagar mucho antes de que hayamos recuperado todo el líquido perdido; sobretodo cuando utilizamos bebidas que son bajas en sodio –como el agua – la sed disminuye al haber una dilución del sodio en la sangre. Además, tan pronto como el primer sorbo de una bebida humedece nuestras bocas, los nervios en la boca envían señales al cerebro para reducir nuestra sensación de sed.

 Importancia del sabor y los electrolitos:

Uno de los aspectos que más influyen en el consumo de líquido durante el ejercicio es el tipo de bebida. En muchas investigaciones se ha observado que si la bebida tiene sabor, las personas consumirán voluntariamente más líquido durante el ejercicio que cuando consumen sólo agua; si además de un sabor agradable, la bebida contiene electrolitos (como el sodio) se estimulará aún más el consumo de líquido. Por lo tanto, busca las bebidas adecuadas para mejorar tu hidratación y si decides consumir sólo agua, recuerda que con esta bebida la sed se apaga más rápido.

Consejos a tener en cuenta

  • Vista ropa holgada, liviana, de colores claros que permita el libre flujo de aire sobre la piel; también telas absorbentes del sudor para mantener la superficie de la piel seca.
  • Nunca se ejercite con ropa o accesorios plásticos, eso no ayuda a reducir la grasa corporal, pero sí hace el ejercicio más difícil y aumenta los problemas relacionados con la termorregulación.
  • Procura llevar a tu sesión de ejercicio una botella de líquido y colócala en un lugar accesible para que puedas beber fácilmente.
  • Bebe pequeñas cantidades más frecuentemente (cada 15 a 20 minutos) para minimizar el malestar estomacal.
  • Por último, considere evitar completamente la actividad física cuando las condiciones sean excepcionalmente calurosas o húmedas. También puede ejercitarse durante las horas más frescas del día.

Dr. Christian Leiva

MP 31.209/1

Director de Centro Médico

La Posada del Qenti

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