¿Por qué las frutas son tan saludables?

¿Por qué las frutas son tan saludables?

Te acercamos 10 consejos de nuestros expertos, que te ayudaran a comer más frutas.

El consumo de frutas brinda muchos beneficios para la salud. Las personas que comen más frutas y vegetales como parte de una dieta saludable integral, tienen menos riesgos de presentar enfermedades crónicas. Las frutas proveen nutrientes importantes para la salud, como el potasio, la fibra, la vitamina C y el ácido fólico. La mayoría de las frutas son naturalmente bajas en grasa, sodio y calorías. Ninguna de ellas contiene colesterol. Todas las frutas o los jugos de fruta 100% naturales forman parte del grupo de frutas. Las frutas deben ser frescas, congeladas o secas, y pueden consumirse enteras, cortadas o en puré y también en batidos, pero esta última opción no se recomienda para diabéticos.

¡Presta atención a los siguientes consejos!

1) Incluí frutas en tu desayuno

Agrega bananas, duraznos o fresas a tu cereal; agrega arándanos a tus panqueques; toma jugo de naranja 100% natural. O bien, prueba fruta mezclada con yogurt descremado o bajo en grasa.

2) Come frutas en el almuerzo

Para el almuerzo, lleva una mandarina, banana o uvas, o elegí frutas para combinar con ensaladas. Las frutas en contenedores individuales, como duraznos o puré de manzana, son fáciles y prácticas.

3) Proba también comer frutas en la cena

En la cena, agregue trocitos de piña a la ensalada de repollo, o incluya pedazos de naranja, arándanos secos o uvas en una ensalada mixta.

4) Come frutas como bocadillos

 Las frutas secas son excelentes bocadillos, son fáciles de llevar y se conservan bien.

5) Lava bien las frutas antes de prepararlas o comerlas

Frota las frutas bajo agua corriente para quitarles la suciedad y los microorganismos de la superficie. Después de enjuagarlas, secalas con una toalla de cocina limpia.

6) Mantenelas a la vista

Es importante que tengas un tazón de frutas enteras sobre la mesa, el mostrador de la cocina o en el refrigerador. Lleva frutas en tu cartera o bolso, colocalas en el cajón de tu escritorio, o incluso en tu vehículo.

7) Consumí las frutas  sin agregados extras

Siempre consumilas en forma natural, sin agregados como azúcares o miel.

8) Compra frutas de temporada

Compra frutas frescas de temporada cuando sean menos costosas y estén maduras. Agrega frutas para endulzar una receta.

Sería bueno que tengas variedad y compres frutas secas,  podes congelarlas y realizar batidos o granitas de fruta.

9) No olvides la fibra:

Es mejor consumir frutas enteras o cortadas en lugar de jugos, por los beneficios que la fibra te ofrece.

10) Crea buenos hábitos de consumo para los niños

Da el ejemplo a los niños para que construyan el hábito de consumir frutas todos los días con las comidas o como bocadillos.

¡Hacé la prueba!

ÁREA DE NUTRICIÓN DE LA POSADA DEL QENTI.

Defensas bajas: 7 Signos que pueden alertarnos

Defensas bajas: 7 Signos que pueden alertarnos

Nuestro sistema inmunitario, también conocido como sistema inmunológico está compuesto por una amplia variedad de órganos, células y moléculas distribuidas por todo el cuerpo que son responsables de proteger el organismo de agentes extraños entre muchas otras funciones. Es decir que este complejo sistema va mucho más allá de defendernos contra elementos externos, también nos protege de “nosotros mismos” en caso de alteraciones como el cáncer.

Entre sus componentes está el sistema linfoide, que incluye a los ganglios linfáticos, el timo y el bazo, que están limitados por cápsulas de tejido conectivo. Nuestra primer barrera de protección es la piel, pero luego de esta, la segunda y la tercera líneas de defensa contra los patógenos es nuestro sistema inmunitario.

Cuando las personas hablan de defensas bajas suelen hacer referencia al deterioro del sistema inmunitario entendido como la defensa natural del cuerpo contra infecciones por bacterias y también contra los virus entre otras noxas.

Pero como dijimos, este complejo y vasto sistema va más allá de protegernos de los gérmenes; pero tomando esa forma popular, cuando el sistema inmunitario está debilitado, se dice que “las defensas están bajas” o que se tienen bajas las defensas, haciendo referencia a la mala capacidad de protegernos de dichos microorganismos.

Síntomas de defensas bajas

Existen algunos signos de alarma que pueden hacernos pensar que por alguna razón, nuestro sistema de defensa no está trabajando de la forma correcta. Veamos algunos de ellos, pero teniendo en cuenta que estos síntomas pueden derivar de otros procesos y patologías, siendo nuestro médico quien pueda despejar esas dudas u orientarnos al respecto.

  1. Infecciones frecuentes. Como una de las funciones es protegernos de las infecciones, tenerlas de forma recurrente es uno de los principales síntomas a tener en cuenta, dentro las comunes tenemos a las amigdalitis y herpes. También pueden aparecer infecciones respiratorias a repetición o complicaciones de cuadros simples llegando a gripe.
  2. Fiebre y escalofríos frecuentes. También relacionados al punto anterior pueden hacernos sospechar.
  3. Aftas bucales, que pueden presentarse asociadas a otros síntomas digestivos tales como náuseas y vómitos.
  4. Ojos secos.
  5. Cansancio excesivo.
  6. Diarrea por más de 1 semana.
  7. Manchas en la piel, que pueden ser oscuras, rojas o blancas.

Además de los mencionados, el dolor de cabeza recurrente, sangrados de nariz, caída de cabello y mareos frecuentes podrían ser señales de un sistema inmunitario debilitado.

Las causas

No suele haber una causa única. En general son varios los factores que pueden combinarse y llevar a una falla de este importante sistema.

Por ejemplo, los trastornos del sueño o un tiempo de descanso insuficiente e ineficaz pueden debilitar el sistema inmune. Además el estrés y la ansiedad suelen ser factores a tener en cuenta. Enfermedades crónicas como sida y diabetes, sólo por destacar algunas pueden mermar las defensas del organismo. También algunos fármacos como antibióticos o corticoides entre otros. En fin, la lista puede ser muy larga; por eso ante estos síntomas lo mejor es acudir al médico para control.

Finalmente, una alimentación equilibrada, sueño adecuado y la práctica regular de ejercicio, junto al control de estrés pueden fortalecer tu sistema inmune para prevenir enfermedades.

Dr. Christian Leiva – MP. 31.209/1

Director Médico

La Posada del Qenti

El uso (y abuso) de la tecnología en cuarentena: consejos para una alianza sin apego

El uso (y abuso) de la tecnología en cuarentena: consejos para una alianza sin apego

Aislados pero hiperconectados. Así estamos todo el día en casa, con el celular encima, home office full time y la vida social a través de una pantalla. En esta nota, el “manual de uso” saludable de la tecnología, con las claves y consejos de un especialista.

Los humanos somos seres sociales y necesitamos relacionarnos de alguna manera para subsistir, más bien para existir.

Dado que el aislamiento preventivo se basa principalmente en disminuir el contacto físico entre las personas y evitar el contagio del virus COVID-19; es que buscamos la manera de seguir relacionándonos evitando el contacto físico.

Hemos naturalizado el uso de la tecnología con cierta rapidez y facilidad, adaptándonos a la realidad que nos toca y aceptando esta nueva forma de vincularnos virtualmente.

Así empieza su columna exclusiva para Para Ti el ingeniero y coach Miguel Cané,  Gerente General de La Posada del Qenti, Centro de Bienestar Médico pionero en Argentina en Tratamientos Personalizados para el Cambio de Hábitos.

El celular, el nuevo barbijo virtual

Leemos las noticias por internet desde el teléfono, trabajamos desde la computadora, realizamos compras online, charlamos con nuestros seres queridos por videollamada y hasta festejamos un cumpleaños en una videoconferencia. Hoy la tecnología se ha vuelto una aliada.

El teléfono móvil se ha transformado en un elemento esencial, de hecho el 80 % de las personas en el mundo poseen uno. Incluso es más importante que la higiene personal ya que solo el 70% tienen a su alcance un cepillo de dientes (fuente: Jorge Seoane, de SAP BDM Mobil).

Antes del comienzo de la pandemia, el uso promedio de estos dispositivos era de 5 horas diarias, chequeándolo un promedio de 110 veces al día. Hoy se estima que, a causa del aislamiento, habría aumentado más del 60%.

La pantalla del teléfono se ha convertido en una ventana a través de la cual podemos conectarnos con el mundo, fuera de las paredes del encierro y sin riesgo al contagio.

El celular es hoy el nuevo barbijo virtual. Esta nueva forma de comunicarnos a través de mensajes de voz, videos, fotos y emoticones, está reemplazando a nuestra auténtica manera de relacionarnos.

Un beso pasó a ser un emoticón, un saludo se transformó en un mensaje de audio atemporal y un hermoso atardecer en una foto. En la era de los memes, la pandemia digitalizó nuestras emociones.

24 horas de mensajes de Whatsapp

Los adultos enviamos normalmente más de 50 mensajes de Whatsapp por día mientras que los adolescentes mucho más que el doble. Esto aumentó hasta un 120%, porque hoy casi la totalidad de nuestra comunicación es utilizando un medio tecnológico.

Nuestra necesidad de relacionarnos y sentirnos hasta llevó a los científicos a sugerir la práctica de sexo virtual, para reemplazar el contacto físico-amoroso.

Los peligros de la tecnodependencia

Lo que en algún momento supuso un avance tecnológico en compromiso de mejorar la comunicación del ser humano, y que antes de la pandemia nos  esclavizaba, hoy es un aliado de doble filo.

Por otro lado, esta ventana que nos permite comunicarnos con otras personas nos genera una dependencia peligrosa que nos podría afectar física, mental y emocionalmente.

La tecnología por un lado nos ayuda a relacionarnos, y por otro, si la usamos excesivamente, nos daña. A este uso excesivo es a lo que en La Posada del Qenti denominamos “Tecnologinitis”.

Tecnologinitis: la amenaza de una nueva pandemia

Esta nueva dependencia está generando consecuencias graves a nuestra salud, con afecciones en algunos casos irreversibles.

Tendinitis, dolor en cuello y espalda, síndrome del túnel carpiano, ojo seco, dificultad para respirar, dolores de cabeza, insomnio, estrés, vértigo, fatiga y mala digestión son solo algunas de las secuelas relacionadas al uso excesivo de la tecnología.

Hasta la postura corporal está cambiando. El uso permanente del teléfono requiere una nueva forma de pararse, con el cuello inclinado hasta los 60°, lo que equivale a llevar sobre la cabeza 27 Kg de peso.

Por supuesto, además de generar implicancias físicas, la “tecnologinitis” deriva en peligrosas conductas sociales.

“Adictos” al celular y a las redes sociales

La dependencia a las redes sociales genera una ansiedad comparable a la que sufren algunos adictos a las drogas. También aparecen afecciones nuevas como la “Nomofobia” que surge del inglés “no mobile phobia” y está define así al temor intenso e irracional que aparece cuando una persona no tiene su teléfono cerca.

“Ringxiety” es otra palabra nueva relacionada a la adicción al ringtone del smartphone, sobre todo cuando una persona escucha que el teléfono sonó cuando en realidad nunca lo hizo.

“Fomofobia” viene de “fear of missing out”, o sea, el miedo exagerado a perderse de algo que esté sucediendo en las redes.

Pérdida de placer, problemas de pareja y rotura del vínculo familiar son otras de las consecuencias graves que genera la adicción a la tecnología (recientemente declarada como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud).

Un año de soledad (con el celular en la mano)

Pero quizás lo más grave de todo, es que el uso desmedido del teléfono, disrumpe la soledad, amputa la posibilidad de estar realmente solos, de aburrirnos, de pensar en pensar.

Con el teléfono en la mano y el mundo adentro de él, el concepto de soledad ha quedado disminuido a meramente una condición técnica geográfica.

El hecho de no aburrirse elimina todo tipo de requerimiento creativo haciendo que nuestro cerebro ya no tenga la necesidad de crear. La repetición de este hábito está disminuyendo notablemente nuestra capacidad creativa y lo que es peor aún, el uso de las herramientas del teléfono está reemplazando a los razonamientos que antes teníamos, poniendo en riesgo la evolución de nosotros como personas.

La capacidad de orientarnos ha sido reemplazada por el GPS, la memoria visual por las fotos, la lista del súper por un block de notas digital, la agenda por el calendario, el saber por google, la habilidad de hablar un idioma por el traductor automático, el despertador por la alarma y así podríamos seguir con un listado enorme de habilidades que el uso de la tecnología le está robando a nuestro cerebro.

Por supuesto que somos conscientes de todo esto a tal punto que hemos hecho una tregua con la tecnología, la cual hoy se ha vuelto primordial para sobrellevar el aislamiento, a pesar de las consecuencias que trae el exagerado uso que hoy le damos, más por necesidad, que por placer.

Consejos contra los efectos del uso excesivo de la tecnología

La “tecnologinitis” es un mal necesario que vamos a tener que solucionar a medida que volvamos de a poco a los hábitos normales, priorizando el contacto humano por sobre lo virtual.

Mientras tanto, debemos complementar el uso de la tecnología con la actividad física y generar hábitos saludables para minimizar las consecuencias negativas del uso excesivo de la tecnología.

Activar las notificaciones de llamadas y mensajes que realmente requieren de nuestra atención, evitando así los ruiditos molesto que invaden nuestros valiosos momentos de paz.

Salir de los grupos de Whatsapp que estamos por compromiso. De nada sirve estar por estar cuando miles de mensajes repetitivos no aportan nada a tu vida. Con educación y sin romper el vínculo personal uno puede salirse de los grupos que no suman contenido útil y que encima pueden ser transmisores de las famosas “Fake News”.

Claves para lograr una cuarentena saludable

Claves para lograr una cuarentena saludable

Es importante que durante todos estos días tratemos de mantener la rutina cotidiana a pesar de no poder salir como lo hacíamos habitualmente. ¿Pero cómo podemos lograrlo?, acá te dejamos algunos consejos.

  • Dormir 8 hs al día. Descansar bien durante la noche y así no rotar ni intercambiar el horario nocturno por el diurno.
  • Realizar las 4 comidas. Es decir levantarnos y realizar el desayuno en un horario acorde, para luego al mediodía almorzar, durante la siesta/tarde merendar y por ultimo a la noche cenar. Esto implicara que tu cuerpo y tu mente no pierda el ritmo normal, y por sobre todo que el metabolismo y las hormonas sigan funcionando como corresponde.
  • Tomar sol al menos 15 minutos al día. Es necesario por la vitamina D, ya que sin el sol y la luz del día nuestros huesos se verán afectados a largo plazo. No se necesita que sea durante el mediodía, sino que es mejor durante las 9 y 10 de la mañana o entre las 17 a 18 hs.
  • Realizar actividad física durante 30 minutos al día además de las cosas cotidianas que nos implican estar en movimiento. Para saber que hacer es importante consultar con profesores de educación física ya que no todos podemos hacer lo mismo, y así evitar alguna lesión o dolor durante estos momentos que está complicado salir de la casa.
  • Evitar estar muchas horas sentado y frente a pantallas. Tratar que no sean mas de 2 hs seguidas. Aprovechar estos días para descubrir habilidades nuevas, para leer aquel libro que siempre tuviste ganas, para esas manualidades que te gustaban hacer, para limpiar, ordenar y cambiar todo de lugar, etc.
  • Planificar las comidas para la semana, asi a la hora de hacer las compras, sea online o en el supermercado, no se compre alimentos innecesarios y haya un buen uso de lo que tenemos. Para eso es muy importante hacer un listado y no desviarse de la compra.
  • Tratar de diferenciar el hambre emocional del hambre real. Esto es un punto clave para estos días que se encontrara en situaciones en las cuales querrá comer sin sentir realmente hambre. Estos momentos que podrán ser repetitivos incrementaran nuestra ingesta diaria, aportando más de lo que tu organismo necesita.

 

Lic. Soria Urizar María Belén

MP 4047

Área Nutrición

Tecnologinitis: cuando la conectividad se vuelve nociva

Tecnologinitis: cuando la conectividad se vuelve nociva

Mejorar la comunicación entre las personas siempre fue un desafío en la agenda de la humanidad. El telégrafo, la radiofonía, los teléfonos y la red celular fueron significativos avances que permitieron que los seres humanos alrededor del planeta podamos interactuar más fluidamente que a través de las cartas escritas a mano. Luego, con la aparición de la World Wide Web, allá por los años 90, la tecnología asociada a la comunicación había comenzado a avanzar a pasos agigantados.

Fue recién en el año 2007 en el cual Apple lanzó el Iphone, considerado uno de los primeros teléfonos inteligentes con pantalla táctil. Este novedoso dispositivo comenzó a diseminarse en un mercado que no había sido tan permeable con las tecnologías anteriores: los adolescentes. Fue explosivo. Pasaron poco más de diez años para que hoy el 80%*1 de las personas en el mundo posean un teléfono inteligente; siendo éste un dato insólito teniendo en cuenta que solo el 70% tienen a su alcance un cepillo de dientes (fuente: Jorge Seoane, de SAP BDM Mobil).

La pregunta es si esto es una causa o una consecuencia, teniendo en cuenta que el uso promedio de estos dispositivos es de 5 horas diarias, chequeándolo un promedio de 110 veces al día. Estamos tan pendientes del aparato que dejamos de percibir a la vida a través del contacto real y lo estamos haciendo cada vez más a través de las pantallas. Videos, fotos y audios están reemplazando a los efectos reales de la vida misma. Un beso pasó a ser un emoticón, un saludo se transformó en un mensaje de audio atemporal y un hermoso atardecer en una foto. Estamos viviendo en la era de los memes.

Los adultos enviamos más de 50 mensajes de Whatsapp  por día mientras que los adolescentes mucho más que el doble. Si tenemos en cuenta la cantidad de personas que alcanzamos con nuestros mensajes y comparamos esa cantidad con las personas con las cuales tenemos contacto visual real a la hora de comunicarnos, seguramente la “comunicación” (si, así entre comillas) digital supera con creces a la personal, es decir, cada vez nos comunicamos más a través de aparatos que personalmente. La pregunta para reflexionar es: ¿Nos comunicamos más o menos que antes?.

Lo que en algún momento supuso un avance tecnológico en compromiso de mejorar la comunicación del ser humano, hoy nos esclaviza. Hemos llegado al punto de crear virtualmente mundos individuales al cual accedemos desde la ventana de nuestro smartphone. Ese pequeño (o grande) mundito comenzó a competir con el mundo real a tal punto que el 33% de las personas revisan el teléfono en público para parecer ocupadas. Es decir, evadiendo el mundo real viajando a su mundito individual, y es tal el respeto que tenemos de ese mundito que cuando vemos que alguien en público está sumergido en su planeta  lo respetamos y jamás lo interrumpimos hasta que no aterriza nuevamente en el planeta tierra. Entonces quedó socialmente establecido como “bien” que aquellas personas que públicamente no desean ser molestados evadan la realidad viajando a su mundito por algunos minutos u horas. Resulta muy sencillo saber quién está en el mundo real o en su mundito, básicamente el que ha viajado a su mundito tiene la pantalla del celular muy cerca de su cara y evidencia los signos típicos de un trance, entre estatua y fantasma.

Los jóvenes y adolescentes de hoy, los famosos nativos digitales, han nacido con la existencia de internet y probablemente hayan tenido un teléfono desde niños. Esto ha generado que para muchas personas el celular sea una extensión de su brazo, un órgano más. No es casualidad que el 80% de las personas duerman con el teléfono y que el 44% no lo apague nunca. A tal punto esta nueva “punta de brazo” se hizo imprescindible ya que 12 de cada 100 personas utilizan el teléfono mientras se bañan, o quizás sea al revés, se bañan mientras usan el celular.

Esta dependencia absoluta que la mayoría sufrimos está generando consecuencias graves a nuestra salud, con afecciones en algunos casos irreversibles. Tendinitis, dolor en cuello y espalda, síndrome del túnel carpiano, ojo seco, dificultad para respirar, dolores de cabeza, insomnio, estrés, vértigo, fatiga y mala digestión son solo algunas de las secuelas relacionadas al abuso de estos aparatitos. Hasta la postura corporal de las personas está cambiando. El uso permanente del teléfono requiere una nueva forma de andar, con el cuello inclinado hasta los 60°, lo que equivale a llevar sobre la cabeza 27 Kg de peso.

Por supuesto además de generar implicancias físicas, la Tecnologinitis deriva en peligrosas conductas sociales. La dependencia a las redes sociales genera una ansiedad comparable a la provocada a la que sufren algunos adictos a las drogas. Aparecen afecciones nuevas como la “Nomofobia” que surge del inglés “no mobile phobia” y está define así al temor intenso e irracional que aparece cuando una persona no tiene su teléfono cerca. “Ringxiety” es otra palabra nueva relacionada a la adicción al ringtone del Smartphone, sobre todo cuando una persona escucha que el teléfono sonó cuando en realidad nunca lo hizo. “Fomofobia” viene de “fear of missing out”, o sea, el miedo exagerado a perderse de algo que esté sucediendo en las redes. Otra consecuencia social que se está viralizando es el “Phubbing”, siendo ésta la conducta de aquel que está concentrado en su teléfono mientras entabla una comunicación personal, es esa falta de respeto evidente cuando alguien le habla y el otro no lo mira a los ojos para estar más atentos al teléfono que a la persona.

Pérdida de placer, problemas de pareja y rotura del vínculo familiar son otras de las consecuencias graves que genera la adicción a la tecnología (recientemente declarada como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud). Pero quizás lo más grave de todo, es que el uso desmedido del teléfono para acceder a las redes sociales, entre otras cosas, disrumpe la soledad, amputa la posibilidad de estar solos, de aburrirnos, de pensar en pensar. Con el teléfono en la mano y un mundo adentro de él, el concepto de soledad ha quedado disminuido a meramente una condición técnica geográfica. El hecho de no aburrirse abole todo tipo de requerimiento creativo haciendo que nuestro cerebro ya no tenga la necesidad de crear. La repetición de éste hábito está disminuyendo notablemente la capacidad creativa de las personas y lo que es peor aún, el uso de las herramientas del teléfono está reemplazando a los razonamientos que antes teníamos por motus propia, poniendo en riesgo la evolución de nosotros como personas.  La capacidad de orientarnos ha sido reemplazada por el GPS, la memoria visual por las fotos en 12 megapixeles, la lista del super por un bloc de notas digital, la agenda por el calendario, el saber por google, la habilidad de hablar un idioma por el traductor automático, el despertador por la alarma y así podríamos seguir con un listado enorme de habilidades que el Smartphone le fue robando a nuestro cerebro. El tema es que según el principio de evolución de las especies, nuestro cerebro irá adoptando nuevas habilidades que hagan falta y descartando las que no se utilicen, siempre en término de conexiones neuronales y redes, y lo mismo pasará con nuestro cuerpo. Imagino un futuro de seres humanos con ojos enormes, pulgares largos y cerebro chiquito. La pregunta sería ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que el futuro sea mejor y no peor, dominando a la tecnología, y no vicervsa?.

Algunos tips para mitigar el mal uso de la tecnología:

  1. Poner reglas claras sobre el uso de la tecnología en el hogar es fundamental. Se trata de un acuerdo entre los integrantes de la familia que deben respetar y cumplir. ¿Celular en el almuerzo en la cena si o no? ¿Horarios? ¿Ringtones habilitados o silencio? Etc.
  2. Es clave además administrar el uso propio de la tecnología, principalmente calendizando el uso de las redes sociales. Es decir, si por alguna razón vas a utilizar Facebook, hacelo en un horario organizado y fijo, por ejemplo todos los días a las 18hs. La idea es escapar de la esclavitud a la que estamos sometidos y romper la cadena que nos hace estar pendientes las 24 horas del teléfono y de todo lo que pase en ese mundito.
  3. Complementar el uso de la tecnología con la actividad física es fundamental ya que muchas veces el aparato es una herramienta de trabajo que no podemos evitar, lo que si podemos hacer es generar hábitos saludables para minimizar las consecuencias negativas el uso excesivo de la tecnología.
  4. Siempre pero siempre, priorizar el contacto persona a persona por sobre el virtual. Si la posibilidad existe, tomar un café enriquece emocionalmente mucho más que un frío chat de Whatsapp.
  5. Silenciar las notificaciones. No podemos andar por la vida haciendo ruido como si fuésemos un sonajero, ni estar tan pendientes de lo que pase en las redes. Lo idea es solamente activar las notificaciones de llamadas y mensajes que realmente requieren de nuestra atención, evitando así los ruiditos molesto que invaden nuestros valiosos momentos de paz.
  6. Salir de los grupos de Whatsapp que estas por compromiso. De nada sirve estar por estar cuando miles de mensajes repetitivos no aportan nada a tu vida. Con educación y sin romper el vínculo personal uno puede salirse de los grupos que no suman contenido útil.
  7. Finalmente es aconsejable comunicar al entorno los nuevos hábitos adquiridos: “si es urgente me llaman por teléfono” por ejemplo, para evitar malos entendidos, asumiendo que los mails, las redes e incluso Whastapp no serán chequeados a cada rato.

La tecnología propone un avance exponencial en términos de salud, industria y calidad de vida en general pero siempre va a depender de nuestra relación con ella a través de los dispositivos. Cada vez más robots están reemplazando a los seres humanos, y el problema no es que los robots se estén humanizando sino que los humanos, nos estemos robotizando. No dejemos jamás de apreciar un amanecer y sentir como el cálido sol nos acaricia lentamente, ni de abrazar a un amigo cuando nos necesita ni de mirar a los ojos cuando nos hablan. Todavía estamos a tiempo de ser cada día más humanos, disfrutando así mucho más de la vida en este hermoso planeta.

Fuentes:

*1 publimetro.com.mx

*2 mediatrends.es

*3  infobae.com

Ing. Miguel Cané

Gerente General

La Posada del Qenti

Cáncer: una enfermedad que se puede prevenir

Cáncer: una enfermedad que se puede prevenir

Cáncer es el nombre que se da a un conjunto de enfermedades en las cuales el organismo produce un exceso de células malignas, con crecimiento más allá de los límites normales que invaden tejidos sanos. En todos los tipos de cáncer, algunas de las células del cuerpo empiezan a dividirse sin detenerse y se diseminan hacia tejidos sanos y pueden formar masas que se llaman tumores.

El cáncer es un problema de primera magnitud a nivel mundial, ya que afecta a gran parte de la población.  Argentina presenta una tasa de incidencia de 212 casos por 100.000 habitantes, cifra que la posiciona dentro de los países del mundo con incidencia de cáncer media-alta.

En la actualidad, gracias a numerosos estudios se sabe que una tercera parte de los tipos de cáncer más comunes se pueden prevenir siguiendo hábitos saludables. Las dietas ricas en grasa, el consumo de alcohol y de tabaco, y la inactividad física son los principales factores de riesgo, por lo cual, mantener un
peso corporal saludable, actividad física regular y una dieta saludable son
importante para la prevención del cáncer.

Las buenas elecciones alimentarias pueden ayudar a la prevención del cáncer son:

  • Llevar una dieta basada principalmente en frutas y verduras, legumbres, cereales y harinas integrales, ya que en dichos alimentos, además de encontrar un gran número de vitaminas y minerales, también se encuentran antioxidantes, que son compuestos químicos que ayudan a prevenir el daño celular.
  • Elegir el agua como bebida ideal para hidratarse a lo largo del día, evitando las gaseosas con gran contenido de azúcar y/o edulcorantes artificiales.
  • Evitar aquellos alimentos procesados con grandes cantidades de azúcar refinado y sodio como fiambres, embutidos, salchichas, snacks, golosinas, conservas enlatadas, etc.
  • Disminuir consumo de grasas de origen animal y elegir proteínas magras como el pescado y el pollo; limitar su consumo de carne roja.
  • Limitar el consumo de bebidas alcohólicas.

Otras medidas preventivas contra el cáncer además de llevar una alimentación variada y saludable son:

  • Mantener un peso saludable.
  • Realizar actividad física de manera regular. Se recomienda realizar ejercicio moderado al menos durante 30 minutos, cinco días a la semana.
  • Evitar el consumo de tabaco y mantener los ambientes libres de humo.
  • Protegerse de los rayos UV. Cubrirse con ropa protectora, sombrero, lentes de sol y aplicar protector solar de 15 a 30 minutos antes de salir si se va permanecer bajo luz solar directa por mucho tiempo. También evitar las camas bronceadoras y las lámparas solares.
  • Realizarse chequeos médicos con regularidad. La detección temprana de cáncer permite tratar el tumor en etapas iniciales de la enfermedad aumentando las posibilidades de lograr un tratamiento curativo.

 

Lic. Danila Alonso – MP: 4079

Área de Nutrición

La Posada del Qenti

Escanea el código