El ejercicio físico en las personas diabéticas

por | Abr 22, 2014 | Actividad Física, Control de Diabetes, Gacetillas

La alimentación balanceada, visit this junto a la educación y el ejercicio físico, forman los pilares básicos del tratamiento de la diabetes.
La actividad física es útil y necesaria para todas las personas, pero sobre todo para el paciente diabético, en donde debe formar parte de los mecanismos de control de la enfermedad. No podemos hablar de buen control de esta patología si la persona no incorpora a su vida la actividad física.
Los beneficios del ejercicio físico en la diabetes generan:

  1. Disminución y/o estabilización de los niveles de glucemia durante y después del ejercicio.
  2. Disminución de los requerimientos de insulina al mejorar la sensibilidad.
  3. Aumento del gasto calórico.
  4. Mejora el perfil lipídico.
  5. Disminuye los factores de riesgo cardiovascular.
  6. Produce sensación de bienestar.
  7. Ayuda a favorecer la integración social.

Como vemos, las ventajas de realizar actividad física regular son muchas y variadas, pero antes de realizar el ejercicio hay que tener una serie de precauciones:

  1. Es necesario valorar como está la glucemia antes de iniciar el ejercicio, ya que el riesgo de hipoglucemias siempre está presente.
  2. Plantearse el tipo de ejercicio a realizar, la necesidad eventual de insulina y la alimentación previa.
  3. En el caso de necesitar insulina, la misma debe ser aplicada, previa al ejercicio, fuera del área que va a ser activada durante este. Por ejemplo en los brazos si se va a correr o el abdomen si es natación, para que no se afecte su absorción con la vasodilatación local.
  4. El ejercicio permite que la glucemia descienda, cuando se practica, repercutiendo hasta 12-24 horas después de haberlo realizado.
  5. Use medias de algodón (blanco), para evitar lesiones o ponerlas rápidamente de manifiesto.
  6. Use un calzado cómodo que le calce bien y que esté diseñado para la actividad que va a hacer.
  7. Después de hacer ejercicio, revísese los pies para ver si tiene cortaduras, llagas, protuberancias o enrojecimiento.
  8. Si aparece algún problema en los pies, consulte al médico.

Además de tomar precauciones hay que saber que la actividad también puede suscitar efectos adversos sobre el control metabólico. Por ello podemos mencionar:

  1. Posibilidad de aparición de hipoglucemia precoz y/o tardía hasta 24 horas después de practicarlo.
  2. Hiperglucemia inducida por el ejercicio: en el niño diabético la respuesta al ejercicio intenso e inhabitual es anormal y puede producir hiperglucemia.
  3. Hiperglucemia y cetosis, especialmente en niños con déficit de insulina o mal controlados.

Estos efectos son se minimizan si uno tiene en cuenta los punto previos de prevención.
Los tipos de ejercicios aconsejados para practicar a las personas diabéticas son los de baja resistencia (aeróbica) porque favorecen la circulación sanguínea periférica, mejorando la oxigenación y nutrición de todas las células. Ejemplo; caminata, bicicleta, natación, etc.
No son aconsejables los ejercicios de alta resistencia (anaeróbica) porque disminuyen la oxigenación de los tejidos en actividad y aumentan la tensión arterial. Ejemplos: culturismo, levantamiento de pesas, etc. Y aquellas en la que un desvanecimiento por un descenso de la glucemia podría ser fatal como los deportes de motor, el alpinismo de gran altura, el paracaidismo o el windsurfing. También se deben descartar (por el riesgo asociado de lesión vascular) los deportes con traumatismos violentos y repetidos como kárate, taekwondo o boxeo.
Para que el ejercicio sea más eficaz y para una mejor adaptación del organismo debería ser:

  1. Diario o a días alternos.
  2. Regular es decir: a la misma hora, intensidad y duración.
  3. Aeróbico, no debe llegar al agotamiento.
  4. Debe ser estimulante y divertido (se consigue mejor en grupo que individualmente).

Si se práctica algún tipo de ejercicio poco habitual, conviene que se sigan una serie de consejos:

  1. Es bueno realizar el deporte en compañía.
  2. Es deseable realizar deportes que permitan establecer duración e intensidad para valorar el gasto energético y poder modificar el tratamiento.
  3. Cada diabético debe aprender a conocer los cambios de glucemia con determinados ejercicios y de esta manera poder ajustar el tratamiento. La modificación de la insulina y la ingesta en cada ejercicio debe ser controlada. Esto se perfecciona en la práctica, por lo que la adaptación a la actividad debería ser gradual y creciente.
  4. El ejercicio debe realizarse preferentemente tras la ingesta de alimentos (hidratos de carbono), que son la fuente de energía principal de nuestros músculos.

Este es un panorama general, pero cada persona debe aprender a conocerse a si mismo y valorar junto al equipo médica no solo las necesidades particulares, sino también la actividad ideal para lograr la conjunción de salud, alegría y dispersión tan necesarias en cualquier persona.

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