Ya es reconocido por muchos, que una gran parte de productos y servicios de la actualidad, se ofrecen y manejan por cuestiones de mercado. En este marco los medicamentos y servicios de nutrición, estética o actividad física no son la excepción. Cada vez son mas las cadenas de gimnasios, centros de estética, Spa e incluso farmacias que se presentan de forma masiva al consumo general; pero que el costo de esta masificación es la falta de atención personalizada en la mayoría de los casos.
Con ya mas de 19 años de experiencia en atender a ya mas de 25.000 huéspedes, observamos este fenómeno con gran preocupación, para dar algunos ejemplos, más del 80% de los huéspedes que concurren a desarrollar programas de salud, desconocen la rutina adecuada de un servicio de Spa, no realizan exámenes clínicos previos a la indicación de una dieta alimentaria, no hacen la adecuada actividad física la cual debe ser necesariamente personalizada , consumen en general fármacos, y se someten a prácticas de estética corporal y facial no adecuadas y sin el debido soporte profesional.
Se define como Automedicación al empleo de medicamentos (fármacos) o sustancias terapéuticas sin el control o consentimiento médico.
Así mismo la Autoindicación implica la utilización de productos, servicios o métodos terapéuticos sin el previo control profesional adecuado.
Estas actitudes son muy riesgosas, ya que cada medicamento, producto o servicio, tienen una indicación específica, pero además poseen contra indicaciones, interacciones o reacciones adversas que no se conocen o son minimizadas, poniendo en riesgo la salud de la persona. Además si se tiene en cuenta que cada persona responde diferente a una misma terapéutica, la falta de control personalizado, el desconocimiento de las dosis terapéuticas adecuadas y la falta de vigilancia médica concreta agravan mucho más esta situación.
Por otro lado esta la delgada línea que separa lo profesional, lo ético y hasta lo legal, de lo que no lo es. Esto se evidencia en lugares donde el producto que se ofrece, no cuenta con el complemento de personal debidamente capacitado o con título correspondiente para la realización o utilización de algunas prácticas o servicios específicos, como en el caso de aparatología especializada. Y por el lado farmacéutico, el expendio de medicamentos sin receta, cada vez con mas auge e incidencia, ponen en evidencia una falta de política y control específico por parte de los entes reguladores.
En los casos de automedicación, algunas de las cusas mas frecuentes de la misma son las siguientes:
- Indicaciones por parte de familiares y amigos. Esta práctica muy común de sugerir algo que receto el médico a un tercero.
- Falta de tiempo para realizar la consulta adecuada.
- Patologías consideradas banales, que son subestimadas por muchas personas tales como cefaleas, procesos gástricos o síndromes gripales entre otros.
- Propagandas de diversos medios que exageran o muestran una recuperación alivio inmediato de los síntomas.
- Falta de conocimiento o ignorancia de los posibles efectos adversos o contraindicaciones de los tratamientos.
Si bien existen numerosos medicamentos o tratamientos que son de “venta libre”, esto no implica que carezcan de reacciones adversas o sean inofensivos. Muy por el contrario, en algunos casos pueden agravar lo que uno pretende tratar o incluso ocasionar lesiones graves y hasta la muerte. Este es un grave problema de toda la sociedad que no se tiene en cuenta.
El médico, persona formada y capacitada para hacer un diagnóstico, a través de el minucioso clínico, es el único que puede certificar la mejor opción para cada persona en el ámbito farmacológico, y es el que mejor puede guiar a la persona en la toma de decisiones asociadas a la salud. Siendo varios los riesgos posibles:
- Mala utilización de los fármacos (disminución de la efectividad de los antibióticos, intoxicaciones, interacciones no deseadas, etc). La utilización de antibióticos par los síndromes gripales, práctica muy difundida, a pesar de que los mismos no son efectivos para este proceso de origen viral.
- Oferta indebida o “delivery” de servicios llamados Spa, Gym y prácticas estéticas corporales y faciales sin el debido respaldo profesional médico. (Solo para dar un ejemplo podemos citar que mas del 90% de las personas que acuden a un Spa de servicio Hotelero, no sabe como utilizarlos, ni hay profesionales indicando las contraindicaciones que c/u de la personas debe conocer).
- Publicidad excesiva y engañosa de productos casi “mágicos” que prometen descenso de peso, mejorar la figura, rejuvenecimiento, etc; poniendo en riesgo real la salud de la persona.
- Uso y abuso indebido de analgésicos, antibióticos, antiácidos y sedantes. Siendo los medicamentos más frecuentemente automedicados, y que en muchos causan enmascaramiento de síntomas, aumentos de reacciones adversas, complicación de patologías de base o generación de nuevos problemas.
Como vemos el problema es vasto y con muchas aristas, pero como recomendación general podemos decir lo siguiente:
- Consultemos siempre al médico ante cualquier síntoma o situación ajena a lo habitual.
- Evitemos la toma indiscriminada de analgésicos, antiácidos, antibióticos y sedantes, sin el apropiado control profesional.
- No nos dejemos influenciar por familiares o amigos. Cada persona responde distinto a diferentes fármacos y lo que le sirvió a una persona puede ser perjudicial para otro.
- En casos de estéticas elijamos lugares con mayor trayectoria y con personal capacita, sobre todo en donde prevalezca el control médico.
- En Spa o Gym busquemos siempre el control y respaldo profesional.
- Y por últimos reconozcamos nuestros propios límites.
Actuando de esta manera minimizamos los riezgos y priorizamos la salud.
Dr. Christian Leiva
MP 31.209/1
Director Médico del Qenti Medical y La Posada del Qenti
www.qenti.com