De la quemadura solar al melanoma, la exposición a los rayos solares especialmente los ultravioletas A y B (uva y uvb), provocan cambios en la piel con riesgos de diferentes tipo de alteraciones. Pueden presentarse desde el eritema solar (enrojecimiento), envejecimiento (manchas amarronadas o lentigos) y nuevos lunares de aparición brusca, éstos pueden sufrir cambios de tamaño, color, forma, aspecto y picazón deviniendo a un cáncer de piel.
¿Es usted una persona con riesgo a producir un melanoma?. Todos pueden desarrollarlo. Su riesgo aumenta si usted posee una o varias de las siguientes condiciones:
- Fototipo claro (tipo I), piel, ojos y cabellos claros, se enrojece fácilmente con la exposición solar.
- Exposiciones repetidas y prolongadas al sol.
- Realiza tareas o vive en zonas geográficas de sol intenso, viento, tierra, etc.
- Antecedentes personales o familiares de melanoma u otros cánceres.
- Presencia de lunares (nuevos), en gran número, de forma tamaño y colores variados.
Ante la aparición o mutación de una lesión pigmentada con cambios en su aspecto habitual y que evoluciona rápidamente, hay que realizar una evaluación de tipo A-B-C-D-E:
- A: Asimetría (simetría-asimetría)
- B: Bordes ( regular-irregular)
- C: Color (único-múltiples)
- D: Dimensión (menos de 5mm o más de 5mm)
- E: Evolución (cambio de aspecto en pocos meses)
Todo debe llevarnos a prevenir para poder tratar el cáncer de piel y dentro de estos al melanoma. La protección solar es el método de prevención más eficaz. Aprender a “Disfrutar el sol y no sufrirlo”
La prevención es la clave, para ello tener en cuenta los siguientes tips:
- Utilizar un protector solar con alto factor de protección uva y uvb.
- Usar ropa adecuada de algodón y evitar la exposición en horas de máximo riesgo (de 11 a 15 hs).
- Evaluar regularmente sus lunares y otras lesiones sospechosas por un dermatólogo.
Ára de dermatología
La Posada del Qenti